PORFIRIO DIAZ (1912-1993)

Uno de los lazos más firmes tendidos por un músico chileno hacia el tango es el que desde los años treinta aseguró Porfirio Díaz, acordoneonista, bandoneonista, pianista, director y compositor nacido en Valparaíso. Con orquesta típica y cuarteto grabó títulos clásicos del género, adaptó canciones populares a nuevas claves de arreglos, y obtuvo con ello gran éxito y repercusión, gracias a un «sello milonguero y amable», según descripción de Hernán Restrepo. Pero Díaz (quien comparte nombre con un histórico militar y presidente mexicano) fue también parte de grabaciones fundamentales para la música popular chilena, como "En Mejillones yo tuve un amor" (1945), de Gamaliel Guerra, y tangos de autoría local, como "Noches de Santiago" y Viejo San Diego" (ambos de Mario Ríos). Legó, además, un desvío inesperado para su estilo, pues es el compositor de la música del clásico vals "Viejo lobo chilote".

Se hizo famoso en América entera interpretando tangos argentinos al frente de una orquesta típica que llegó a competir, en grabaciones fonográficas, con las mejores de Buenos Aires.

La orquesta típica de Porfirio Díaz se identificó con un tipo de tango dulzarrón y fácil, de acogida extraordinaria en el gran público. Y los amantes de la canción argentina identifican fácilmente su estilo, milonguero y amable.

La formación musical desde la infancia dirigió la vida completa del porteño Porfirio Díaz por el sonido, las canciones, los arreglos de orquesta y también el intercambio con instrumentistas y cantores extranjeros. Nació en la ciudad de Valparaíso el 25 de junio de 1912. Allí hizo sus estudios de bachillerato en el Liceo y, en el Conservatorio Van Dooren. Inició sus estudios musicales con tan rotundo éxito, según se registra, permitiéndosele ensayar la dirección de orquesta ya a los 13 años de edad, por lo que muy pronto el profesor Strade lo señaló como sustituto suyo en el Conservatorio. Fue así como viajó a Lima como tal al frente del grupo que acompañaba a la compañía de Carlos Valicelli en 1933. 

Tres años después ingresaba al elenco de la RCA-Victor chilena. Un vals que había conocido en el Perú fue el que le sirvió de debut, “Anita”, de gran éxito entonces. En su segunda intervención para los discos, Porfirio Díaz hizo el fox “A la Huacachina”, perteneciente también al folklore peruano, acoplándolo a una composición suya: el foxtrot “No me digas”. Esta grabación batió récords de ventas en todo el continente y consagró a la orquesta como una de las favoritas del elenco internacional de la Victor.

En el tango, se forjó primero como bandoneonista (fue parte de la Orquesta del argentino Gabriel Chula Clausi y de la orquesta típica Quinteto Real) y luego como director de su propia orquesta típica. Con ésta en audiciones de radio y teatro acompañó a figuras como Libertad Lamarque, Mercedes Simone, Azucena Maizani, Rosita Quiroga, Rosita Quintana, Chola Luna, Sabina Olmos, Agustín Lara, Tito Guizar, Charlo, Mariano Mores, Carlos Roldán, Roberto Firpo, Osvaldo Fresedo, Hugo Del Carril, etcétera; pero además acogió a cantores chilenos de gran relevancia para la escena de la música en vivo local: Federico Ojeda, Lucho Silva, integrante del famoso dueto de Los Perlas, y otros, formaron en su orquesta, en donde como famosos directores y solistas desfilaron los siguientes, según una lista aportada por el propio maestro Díaz: Armando Bonansco, a quien descubrió el propio Díaz en Valparaíso en una carretera, cuando Bonansco cantaba en un camión arenero de su propiedad; Agustín Copelli; Juan Carlos del Mar; Carlitos Morán; Armando Arolas; Jorge Omar; Nino Lardi, aparte de otros que grabaron discos con él, como Roberto Díaz y Pepe Aguirre y sobre todo Jorge Abril (padre del pianista del mismo nombre), con quien forjó una alianza duradera registrada en varias y significativas grabaciones.

Este notable músico, que además de compositor y pianista, fue un extraordinario intérprete del acordeón y del bandoneón, ha actuado como solista de estos instrumentos con suceso extraordinario. Y fue en Santiago, una de las figuras del jazz.

Consigna el libro Historia social de la música popular en Chile que «la orquesta de Porfirio Díaz, que llegó a tener tres bandoneones, tres violines, piano y contrabajo, cultivará el estilo danzable y marcado de violinista y director argentino Juan D'Arienzo (1900-1976), con sus fraseos claros y orquestaciones simples, que sería muy popular en el país […]. En 1946, Porfirio Díaz fue proclamado por la prensa como el mejor director de orquesta típica y "bandoneón de gran categoría, considerado entre los mejores, de aquí y de Argentina"».

Aunque centrada en el tango, la orquesta de Porfirio Díaz acogió también corridos, rancheras, temas de raíz folclórica, inclusive de porros y bambucos y pasillos colombianos, foxtrots y jazz de todos los países americanos. Esa diversidad de repertorio, unida a una personalidad extrovertida y carismática, le aseguró gran popularidad. "Viejo lobo chilote" (también conocida como "El lobo chilote") es uno de los temas de referencia sureña más conocidos en Chile. Tiene música de Porfirio Díaz y letra de Manuel Andrade, y fue grabada por primera vez en 1943 por la orquesta de Díaz junto a Jorge Abril en voz (aunque la versión que se popularizó fue la que registró veinticuatro años más tarde Héctor Pavez).

Díaz era una celebridad de los arrabales y un loco. Para la inauguración del Estadio Nacional, el 3 de diciembre de 1938 lo invitaron como figura estelar. La gente movía las rodillas de impaciencia esperando al maestro, ávida de música, ávida de tango, ávida de Porfirio; y éste no los defraudó, apareciendo parado en el asiento de su motocicleta, mientras con el instrumento detrás de su cuello interpretaba alguno de sus temas. La gente aplaudía, las mujeres suspiraban, los hombre lanzaban sus sombreros al viento y Porfirio se entusiasmaba más con el fuelle. Ni el Circo del Sol lo hubiese hecho mejor.

La vida del maestro Díaz estuvo salpicada de acontecimientos curiosos. Eduardo y Jorge, príncipes de Inglaterra, y futuros reyes, cantaron al compás de su orquesta, el tango “Adiós muchachos”, durante una visita que hicieron a Chile y aprovechando la invitación que le fue hecha al maestro al propio Palacio de los Presidentes. Ellos se entusiasmaron con Porfirio Díaz. Pero éste poco, con la insuficiente afinación e incorrecto castellano de sus altezas reales.

Fue el decano de los artistas RCA-Victor chilenos y una de las figuras más queridas de este sello en todo el mundo.

Encuentros con los príncipes Eduardo y Jorge de Inglaterra en su visita a Chile, y su matrimonio con la cantante de tangos Amelita Cortés son otras de las llamativas anécdotas en la biografía de Porfirio Díaz. De su popularidad quizás la prueba palmaria esté en una grabación de 1968: el LP (benéfico) Don Francisco con la Orq. de Porfirio Díaz dejó al famoso animador televisivo en el canto para estándares como "Salomé", "La danza de las libélulas", "Cielito lindo" y "Japonesita", con acompañamiento del músico porteño.

Su trabajo musical fue constante, y en la década de los sesenta se encuentran varios LP suyos para RCA-Victor bajo el nombre Don Canuto y Los de Antaño; «dedicados a remozar el repertorio de orquesta típica y característica de los años cuarenta para el nuevo público juvenil de la época», según el libro ya citado.

Porfirio Diaz, falleció el 21 de agosto de 1993.

Comentarios