LOS HERMANOS ARRIAGADA (1952-)


Para la historia del bolero chileno, Los Hermanos Arriagada son quienes popularizaron en ese ritmo la gran canción del compositor Armando González Malbrán, "Vanidad", originalmente escrita como un foxtrot lento (o slowfox). Pero en el recuerdo de los seguidores de la canción romántica se cuentan como imprescindibles también sus versiones para “Poema”, “Sigamos pecando” y la traducción de “Nathalie”, la famosa canción del francés Gilbert Becaud. Un canto de tres voces al unísono apoyado en sobrios pero imaginativos arreglos orquestales fue parte de la marca de un conjunto que probablemente consiguió más difusión fuera de Chile que en su propio país, y que encontró un modo diferente de presentar lo que en los años sesenta era casi un subgénero: el de los boleros a trío.

El también llamado «Trío del éxito», desarrolló buena parte su carrera en el extranjero —se radicaron en México por más de quince años—, y se han mantenido cantando en vivo en estos últimos años, sobre todo en Colombia y aun luego de la muerte de Mario, el hermano mayor.

Los hermanos Omar, Mario y Jorge Arriagada Oriundos de la ciudad chilena de Cañete, una localidad ubicada en la Provincia de Arauco, Región del Bío-Bío. Provienen de una familia de seis hermanos, de ellos solo tres desarrollaron su vocación por el arte.

En el año 1952, participaron en un concurso para aficionados de una radio local, como Los Hermanitos Arriagada. Posteriormente, la radio hacía un recorrido por las ciudades y pueblos aledaños a Concepción, presentando y promocionando a los concursantes. De esta forma, Mario, Omar y Jorge Arriagada daban los primeros pasos en el camino de la música.

Años más tarde, la familia se trasladó a la ciudad de Concepción, donde Mario Arriagada, el mayor de los hermanos, formó su primer grupo denominado Los 4 Chicotes a la edad de doce años.

En 1953 definitivamente se formalizan definitivamente en un trío, compuesto por Omar, Mario y Jorge.​ Empezaron su carrera como trío de guitarras que acompañaban a otros artistas en presentaciones itinerantes, para más tarde actuar en solitario.​

En el verano de 1953, viajan a Santiago buscando consolidar su carrera. El sincero interés por su trabajo de varias figuras de la radio y la industria del disco de la época los motivó a mudarse a Santiago para intentar profesionalizar su canto, pese a su juventud y al recelo de sus padres (quienes, ante su éxito, se les sumarían más tarde en su ciudad adoptiva).

Recién llegados a Santiago deciden acercarse a la radio El Pacífico y así encontrar la forma de ser escuchados por un grupo de profesionales que realizaban un programa llamado Hogar dulce Hogar. La reacción fue favorable y el director del programa en ese entonces, Eduardo de Calixto, les ofreció su colaboración y les consigue contrato para debutar en la compañía de revistas Pigalle como primer trabajo remunerado.

En 1958 comenzaron sus grabaciones para RCA-Victor, inspiradas por el exitoso estilo de armonización de voces y guitarras acústicas y requinto impuesto entonces continentalmente por Los Panchos. Una invitación al Festival de Viña, en 1963 (tercer lugar de la competencia), hizo girar su sonido. «Decidimos dejar a un lado la guitarra y acompañarnos por la orquesta del foso. Y nos pusimos a cantar al unísono, recurriendo a la fuerza de nuestra voz. De inmediato ganamos en potencia», recordaba Jorge Arriagada en entrevista de 2012 con radio Cooperativa. Al poco tiempo recibieron la propuesta de grabar una traducción de “Poema”, popularizada entonces por el brasilero Silvinho. Fue su primer y rotundo éxito.

A partir de ahí, se presentan en shows de teatros, centros nocturnos y en los festivales organizados en el Teatro Caupolicán. Lo propio acontece en Valparaíso y Viña del Mar.

Entre 1959 y 1961 se toman un breve receso y el conjunto concluye una etapa. Jorge, el menor, estaba en proceso de cambio de voz, por lo que cada hermano se dedicó a actividades diferentes.

En 1962, deciden unirse como artistas nuevamente. En poco tiempo retomaron las giras por el país, interpretando canciones de diferentes artistas y realizaron grabaciones para el sello RCA Víctor, basados en guitarras y percusión menor, sin tener mayor repercusión. En esta etapa, consolidaron su nombre artístico con el de Los Hermanos Arriagada.

«Buscamos temas perdidos en el tiempo, de tríos antiguos, y los remozamos con orquesta y un estilo de bolero-balada», recuerda Jorge. Los finales súbitos (sin el habitual fading de la balada), el recitado al medio de un tema (como el del locutor Juan Carlos Gil en “Sigamos pecando”) y el uso de instrumentos poco habituales entonces en las grabaciones populares (oboe, acordeón) fueron otros de los recursos característicos del grupo. Su repertorio no sólo se apoyó en la búsqueda sino también en el talento compositivo de Omar Arriagada, director, primera voz y guitarra del conjunto, quien aportó temas de su autoría como “Te seguiré queriendo”, “Un mundo diferente” y “¿Qué cosas te hice yo?” (el autor fue también significativo para el cancionero de la Nueva Ola, pues le entregó éxitos a gente como Nadia Milton, Los Tigres y Luz Eliana).

En 1963, el autor Victorio Cintolesi les pide que interpreten la canción Tiempo de espera, de su autoría, en el III Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, donde obtuvieron el tercer lugar, aunque fueron los favoritos del público. Esta fue la primera vez en que fueron acompañados por una orquesta de músicos, instancia que les hará dejar atrás los acompañamientos exclusivos de guitarras.

En 1964 firman para el sello EMI Odeon, y es cuando Jorge, el menor de los hermanos, insiste en grabar con acompañamiento de orquesta, ya que habían conseguido el fiato, el unísono, y la armonización de las líneas melódicas altas, conformando así su estilo distintivo.

Ya siendo artistas de EMI Odeon siguen recorriendo Chile en diferentes giras. Estando en Arica tienen conocimiento de una canción llamada Poema, interpretada originalmente en portugués. El trío, junto con EMI Odeon, hacen la traducción y Poema es grabado en español, acompañado por la orquesta del boliviano René Calderón. En el verano de 1964 ganaron el Laurel de Oro como artistas revelación.

Su quehacer musical los llevó al rescate de antiguos boleros, acompañados por reconocidos directores de orquesta del medio artístico latinoamericano, entre los que figuraban Valentín Trujillo, Vicente Bianchi, Horacio Saavedra, Luis Barragán, Pedro Mesías, José Sabre Marroquín, Chucho Zarzosa (México), Carlos García, Armando Patrono (Argentina).

Por esta época, compartieron escenario con el famoso cantante mexicano Javier Solís en el Teatro Apolo de Quito. Solís les menciona que en México su nombre artístico y música ya eran conocidos, pese a que el trío no lo sabía. Por lo tanto, Solís y su mánager los apadrinaron, y los llevaron a México a grabar para Capitol Records de México.

Posteriormente grabaron las canciones Sigamos Pecando y Nathalie, esta última del autor francés Gilbert Bécaud.

La versión en español de Nathalie se transforma en un verdadero fenómeno en América Latina. El tema fue presentado por primera vez en Radio Cooperativa con la orquesta de Juan Azúa, donde la canción debió ser interpretada dos veces, dado el revuelo en las afueras del estudio. Esto hizo que los ejecutivos de EMI Odeón se decidieran a grabar el tema en un disco, que fue lanzado al poco tiempo, esta vez con la participación de la orquesta de Valentín Trujillo, donde destacaba el tempo del baterista Arturo Giolito.

Jorge Arriagada ha manifestado -en varias entrevistas- que recibió informaciones de que la canción fue incluida en los cancioneros escolares en Cuba y fue prohibida en algunos lugares de Perú por una "supuesta" apología al comunismo. Esta canción -sin quererlo- se convirtió en himno de organizaciones de izquierda, por su alusión a lugares de la URSS y la Revolución de Octubre, no obstante, el grupo no tenía afiliación política.

Con el ofrecimiento de Capitol Records, el grupo se establece en Ciudad de México, dando comienzo a las grabaciones y a la gestión de las presentaciones en los lugares más importantes de ese país, como el Teatro Blanquita y otros locales nocturnos.

En Venezuela son nominados para competir en una terna para elegir al mejor trío del año: Los Panchos, Trío Venezuela, y Los Hermanos Arriagada. El premio era el Guaicaipuro de Oro, reconocimiento que todos los años otorgaba la asociación de espectáculos en Caracas. En enero de 1966 consiguieron el primer lugar.

Durante este tiempo, y con residencia en México, grabaron varios LP y recibieron diferentes premios como: Los 100 mejores del año, otorgado por la asociación de radios y la Estrella de Oro por la asociación de periodistas. Asimismo una serie de discos de oro, y discos de platino.

Realizan conciertos en el Capri del paseo de la Reforma (México), Chibcha en Queens, en el Million Dollars y Palladium de Los Ángeles con una compañía musical de artistas mexicanos, donde figuraban la actriz y cantante Angélica María, Vicente Fernández, Marco Antonio Muñiz, el cubano Dámaso Pérez Prado, entre otros. Se presentaron también en los Carnavales de Buenos Aires junto a artistas como Armando Manzanero, Raphael y Palito Ortega.

Además de México y Chile los Arriagada grabaron en Perú (Iempsa), Venezuela (Discomoda) y Argentina (Odeón Pop). Si bien su estancia en México fue prolongada, y luego de recibir un ofrecimiento para expandir el mercado a Japón, regresan a Chile a mediados de los setenta, realizando giras constantes por Perú, Ecuador, Colombia, Nueva York, Miami, Canadá, Londres, y países centroamericanos.

En Colombia se presentaron en diferentes teatros, compartiendo escenario con tríos románticos como son Los Tres Ases, Johnny Albino y su Trío San Juan, Los Tres Reyes, Los Tres Caballeros y Los Tres Diamantes.

En 2008 fallece Mario, el hermano mayor, por lo que desde ese entonces la banda funciona como dúo con Jorge y Omar, quienes continúan ofreciendo conciertos esporádicamente en distintos países.

Han sido premiados con el Micrófono de Oro en México, el Guaicaipuro de Oro en Venezuela y en su natal Chile han sido merecedores de discos de Oro y Platino, así como del Laurel de Oro.

«Cantaban al unísono, logrando un afiatamiento que rozaba la perfección, haciendo gala de gran sincronización expresiva, rítmica y dinámica, como si fuera una sola voz cantando», detalla el libro Historia social de la música popular en Chile, 1950-1970.

Perú, Santo Domingo, Venezuela, Colombia y Ecuador fueron plazas habituales en las giras internacionales de Los Hermanos Arriagada, y ese impulso se vio afianzado en 1965 con su mudanza a Ciudad de México, un paso en parte alentado por consejo del exitoso Javier Solís, y que los tuvo en ese país hasta 1981. El legendario Teatro Blanquita fue allí su primer escenario.

Los Hermanos Arriagada deben sumarse a la lista de artistas chilenos que en los años sesenta y setenta consiguió destacar en el competitivo mercado mexicano armados de romanticismo (lista que va de Lucho Gatica a Monna Bell, y que también incluye a Los Ángeles Negros y Sonia, La Única). Pese al regreso del grupo a Chile su vínculo con el extranjero nunca se cortó, y hasta les proveyó de plazas laborales seguras cuando la escena local pareció desentenderse de su antigua figuración. «Sinceramente sentimos temor de tocar en Chile. Acá no se resguarda a la gente que hizo algo en el tiempo. Eso no nos ocurre afuera, donde sí hay respeto y donde nunca nos ha faltado trabajo», vino a decir más tarde Jorge Arriagada.

Incluso después de la muerte de Mario, Omar y Jorge Arriagada continúan presentándose como Los Hermanos Arriagada, gracias al convenio con una firma colombiana que gestiona recitales suyos por Latinoamérica. «Omar vive en el sur, yo vivo en Santiago. Nos ponemos de acuerdo por teléfono y al día siguiente nos vemos en el aeropuerto. Y así viajamos y nos encontramos con la banda que nos acompaña», explicaba con sencillez Jorge Arriagada en la citada entrevista con Cooperativa. La dificultad por encontrar hoy en Chile CDs con sus grabaciones históricas agravan la pérdida de generaciones más jóvenes al no poder conocer a uno de los nombres centrales en el desarrollo del canto romántico hecho alguna vez en el país. Parte de su historia se incluye en la investigación Llora, corazón (2017), de la periodista Marisol García.

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