Nicanor Molinare es uno de los más productivos autores de la música típica chilena, a la que contribuyó con numerosas canciones y tonadas durante una carrera de escasos veinte años, entre 1937 y 1957. Molinare es el hombre que escribió ‘‘Chiu-chiu’’, ‘‘Cocorocó’’, ‘‘Galopa, galopa’’, ‘‘Cantarito de greda’’, ‘‘Cura de mi pueblo’’, ‘‘Mantelito blanco’’, ‘‘Oro purito’’ y ‘‘La copucha’’. Sus sencillas composiciones fueron luego un repertorio básico para la discografía de Los Huasos Quincheros y otros músicos, y un puñado de sus estribillos quedó además grabado en la memoria popular.
En un singular alcance de nombres que puede motivar alguna confusión, al menos tres personas públicas se llaman Nicanor Molinare en la reciente historia cotidiana chilena. El primero es el cronista Nicanor Molinare, veterano de la Guerra del Pacífico. El más reciente es el relator radial Nicanor Molinare de la Plaza, figura del periodismo deportivo de viejo cuño. Y el tercero es Nicanor Molinare Rencoret, compositor, cantante, actor de cine y humorista chileno.
Molinare Rencoret nació en Santiago el 17 de abril de 1897 (de acuerdo a inscripción en el Registro de nacimientos de Santiago). A temprana edad fijó su residencia en Punta Arenas, ciudad en la que vivió hasta 1934 y donde ejerció varios oficios, particularmente en los despachos de aduana del puerto. Estudió en el colegio de los Padres Franceses y al mismo tiempo tomó clases de canto con el profesor Gaudio Mansuetto, quien unos años más tarde educaría también a un joven Francisco Flores del Campo. Tomó clases de música en el Conservatorio Nacional con el prestigiado profesor Aníbal Aracena. El inicio de su carrera data de 1937, año en que viajó a Argentina e hizo sus primeras canciones, ‘‘Catapún chin chin’’ y ‘‘Yo no pongo condiciones’’.
Entre sus aportes se puede mencionar el desarrollo de la tonada, género al cual incorporó piano y bandoneón, que se unió ahora al tradicional acompañamiento de guitarras, dándole así un sonido urbano inédito hasta aquel momento. Nacieron así canciones como "Oro purito", que obtuvo el 2° premio en los concursos de Radio Cooperativa y de la casa de música Casa Amarilla; "Cura de mi pueblo", grabada para RCA Víctor por el afamado cantante mexicano Juan Arvizú; y "El yerbatero", tonada que grabaron Los Cuatro Huasos para el mismo sello, y que difundieron por radio Agricultura entre 1938 y 1940 junto a canciones como "Yo no pongo condiciones" y "Palomita callejera".Su éxito inaugural fue un corrido: ‘‘Chiu-chiu’’ (1937). Escribió canciones como ‘‘Cura de mi pueblo’’, ‘‘Mantelito blanco’’, ‘‘Viejo pregón’’ (1942) y ‘‘En la puerta de mi rancho’’ y las tonadas ‘‘Cantarito de greda’’ (1940) y ‘‘Oro purito’’ y ‘‘El andariego’’ (1939). Catalogadas bajo el rótulo de ‘‘estilo’’ figuran sus composiciones ‘‘Cocorocó’’, ‘‘Galopa, galopa’’ y ‘‘Catapún chin chin’’, y compuso el vals ‘‘El organillero’’ y el pregón ‘‘El yerbatero’’.
A menudo fue además intérprete de sus propias obras y grabó ‘‘Viejo pregón’’, ‘‘Cocorocó’’, ‘‘El organillero’’ y ‘‘Aromo madrugador’’. Construidas sobre las elementales armonías de dos o tres acordes, algunas de sus canciones se parecen entre sí, con métricas similares y pocas diferencias melódicas, como en sus característicos versos ‘‘Cura de mi pueblo, que en tus oraciones / a Dios siempre ruegas por todos nosotros’’ y ‘‘Mantelito blanco de la humilde mesa / Donde compartimos el pan familiar’’.
Tal como Clara Solovera y Francisco Flores del Campo, Molinare escribió canciones sobre el paisaje y las costumbres chilenas, pero además retrató ante todo personajes tradicionales en ‘‘Cura de mi pueblo’’, ‘‘El yerbatero’’, ‘‘El organillero’’ o ‘‘Viejo pregón’’, una añoranza de los serenos de la época colonial. A tono con la enseñanza escolar de estas canciones que sería impuesta décadas más tarde, un espíritu ingenuo se desprende de los diminutivos de ‘‘Cantarito de greda’’, ‘‘Mantelito blanco’’, ‘‘Oro purito’’, ‘‘Palomita callejera’’ y ‘‘Galopa, galopa’’ y de las onomatopeyas de ‘‘Cocorocó’’ y ‘‘Chiu-chiu’’.
Molinare también fue comediante y actor de cine. ‘‘Artistas de radio participarán en la fiesta en beneficio de los Fondos de Auxilio de Guerra, en la embajada de Estados Unidos (...) participarán los humoristas Nicanor Molinare y Rolando Calcedo’’, citaba una nota del diario El Mercurio el 30 de marzo de 1945, hacia fines de la Segunda Guerra. El 24 de diciembre de 1948, el mismo diario anunciaba un concierto al aire libre. ‘‘En el Parque Bustamante, frente a calle Jofré, se efectuará un gran festival de Navidad organizado por la Universidad de Chile, mañana a las 7.30 P.M. (…) Nicanor Molinare ofrecerá una interpretación de sus mejores y más aplaudidas creaciones. También estará ‘Monicaco’’’.
Viaja a los treinta años a Estados Unidos y tiene la oportunidad de trabajar en Hollywood, figurando en roles menores en algunos films, entre ellos Hollywood, ciudad de ensueño, que protagoniza José Bohr. Con anterioridad había aparecido en A toda máquina, uno de los varios cortos mudos hechos por Bohr en los inicios de su carrera hollywoodense. En Frankenstein, la versión de Boris Karloff, Molinare aparece de cura, papel que volverá a ser otro de los suyos en sus apariciones en la pantalla, acaso por su calvicie y su gruesa figura, características físicas que suele asociarse en las comedias cinematográficas a la imagen del clérigo. Aparece también en El último amor, con el otrora famoso cantante mexicano José Mojica.
En la época del cine sonoro, en Chile, filma Dos corazones y una tonada, con Esther Soré, El Padre Pitillo, con Lucho Córdoba, donde vuelve a hacer de cura, y Rosita del Cachapoal, película inspirada en una canción de su autoría, en la que además actúa.
La rosita de Cachapoal (1952), de Enrique Soto Toro, y el musical Hollywood, ciudad de ensueño, de José Bohr.
Escribió la música de El padre Pitillo, película de Chile Films con Lucho Córdoba y Chela Bon estrenada el 12 de febrero de 1946 en los cines capitalinos Santa Lucía y Continental. Y presentó las diversas y constantes versiones de ‘‘La copucha’’, que años después aprendería y explotaría la cantante de la Nueva Ola y comediante Gloria Benavides: fue Nicanor Molinare el que inventó esa canción basada en chismes cantados y satirizados, que escribía sobre la marcha, publicaba en la revista ‘‘Topaze’’ y cantaba en la Exposición Ganadera de la Quinta Normal.
Su música fue grabada principalmente por RCA Victor y se publicó en Chile, Argentina y Perú editada por Casa Amarilla, Casa Wagner y Southern Music International.
Ése fue el escenario de su última actuación. En 1956 Molinare interrumpió una gira por Francia, España, Alemania e Italia y volvió a Chile, donde murió al año siguiente, el 25 de octubre de 1957, a los sesenta años. Había sido artista de RCA Victor y su primer éxito llegó hasta Hollywood: ‘‘Chiu-chiu’’ fue incluido en la película Bailando nace el amor (You were never lovelier, 1942), protagonizada por Rita Hayworth y Fred Astaire, con música de Jerome Kern y la orquesta de Xavier Cugat.
La misma canción es la que abre Días de radio en Chile (2003), el disco con que el musicólogo Juan Pablo González reconstituyó medio siglo después la era de esplendor de la radiofonía chilena. Y el conjunto folclórico formado por los abuelos de la Casa del Adulto Mayor de Peñaflor, ciudad homenajeada en ‘‘Cantarito de greda’’, es un homenaje de vuelta: ese grupo se llama Nicanor Molinare.
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